Una voz,
el profundo silencio.
Un nudo en mi garganta,
y mientras tú,
hablándome de tantas cosas,
melancolía y sueños;
Belleza,
y poesía.
Poesía que nacía en tus labios
y se derramaba sobre el silencio.
Poesía que cortaba nuestra extrañeza
al oír nuestras voces,
al sentir con las palabras.
Tu voz,
derrotando
al silencioso silencio.
"Sólo escribo por gusto"
te repetía a ti, insaciable voz.
No soy nadie,
pensamientos contradictorios
me agotaban y pesaban en mi.
Y por fin
llegó mi voz,
matando al precioso silencio.
22.05.06
Dedicado a Leo Zelada.
Pero, sobre todo, a esa inesperada llamada de teléfono...
Un saludo.
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